Mictlántecutli y Mictlancíhuatl son ambos los dioses del infierno azteca, eran una representación de la dualidad ya que era el hombre y la mujer quienes regían el infierno, eran los gobernantes del Mictlán (lugar de los muertos), que se creía estaba ubicado lo más al norte posible y en las profundidades de la tierra. Estos dioses habitaban hasta la novena y última etapa del Mictlán, ya que era esta la última sección del infierno donde las almas de los muertos cruzaban, y es aquí el momento en que por fin se les otorgaba el descanso eterno que buscaban.
Se cuenta que Quetzalcóatl tomó un fardo de huesos en el otro mundo para poblar la Tierra después de hablar con Mictlantecutli, el cual para poderselos llevar le puso por condición tocar un caracol sin orificio. Entonces los gusanos, las abejas y las avispas perforaron el caracol para que Quetzalcóatl pudiera tocarlo.
Fue ahí donde Mictlántecuhtli le dijo "te puedes llevar esos huesos, pero al final han de volver a mí".
Fue la Señora de las Chinampas, Quilaztli, Diosa de Xochimilco, la encargada de lavarlos en agua caliente, remolerlos y colocarlos en un lebrullo sobre el cual Quetzalcóatl sangró, dando lugar al nacimiento de los hombres en la Tierra.
Desde entonces, la Señora del Inframundo recorre la Tierra para coquetear con los hombres y llevarsélos al inframundo. Cierto o no, la Dama de Blanco, la Señora del Infierno, recorre la tierra para llevarse los huesos que le fueron arrebatados... vivos... o muertos
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