viernes, 18 de septiembre de 2015

Hablando de la Independencia de México...

Cuando era niña, cuenta mi madre que a casa de mi abuelo paterno llegaban por las fechas de mayo una invitación para un evento que se suele realizar en la Plaza de Armas, a un costado de la catedral en mi ciudad natal, la Cuna de la Independencia de México, Morelia, Michoacán, la antigua Valladolid de la Nueva España.

En dicho evento se conmemoraba la muerte de un héroe de la independencia, El Pbro. José Guadalupe Salto Bermúdez, realizado el día 9 de mayo. Es un evento pequeño, puesto que la participación de este personaje no tuvo gran relevancia para el país, pero si la tuvo para algunas zonas, sobre todo fue importante en un asalto a la ciudad de Valladolid en 1811 y en la defensa de la zona de la Alberca en Teremendo Michoacán.

No pretendo poner aquí su biografía, aunque es poco conocida. Solo recordar que las grandes batallas también son ganadas gracias a héroes anónimos, como "El Pipila", o pequeños héroes, como mi ancestro. No pretendo decir que desciendo de el directamente, el parentesco lo ignoro, solo mi difunto abuelo podría hablar sobre ello, tal vez sea mas bien por línea sanguínea de su hermano, otro héroe anónimo de nuestra Independencia, apenas recordado por las cartas de este personaje.

Es considerado como uno de los primeros líderes en sumarse a la lucha de la Independencia, y quien se caracteriza por participar en el asalto sobre la ciudad de Valladolid que emprendieron los insurgentes en junio de 1811. 

Tras esta revuelta, el padre Salto hecho prisionero e indultado, volvió a su curato en el pueblo de Teremendo en donde siguió prestando una ayuda eficaz a los insurrectos, ya sublevando a los indígenas por quienes era sumamente querido, auxiliando a los jefes del movimiento de Independencia en los trances más difíciles, mandando correos y expedicionarios por todo el contorno, hasta hacerse de nuevo sospechoso al gobierno virreinal.

Con el grado de coronel otorgado por el mariscal Luciano Navarrete, se reincorporó de nueva cuenta a la lucha armada asignándole el rumbo de Zacapu, Puruándiro, Coeneo y demás puntos inmediatos. Intentó atacar el fuerte de Jaujillo, donde fue rechazado con una fuerte baja de hombres y 40 heridos; perseguido con encarnizamiento, fue obligado a refugiarse en una cueva cerca de La Alberca de Teremendo, donde se defendió con extraordinaria bravura de la tropa que lo acorralaba al mando de Pesqueira, pero finalmente fue herido y hecho prisionero.

 Llevado a Valladolid fue internado en la correccional y de ahí conducido al patíbulo en donde se le ajustició el 9 de mayo de 1812 en el portal de Guadalupe, hoy Hidalgo. 

Una idea que siempre asaltó la mente de mi madre, fue que la correccional de aquellos tiempos, donde encerraron no solo al Padre Salto, sino a otros que lucharon por la Independencia, es que se convirtió tiempo después en el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, mismo en el que yo conocí la luz de este mundo, en esta vida, por primera vez... Podría ser que incluso aquella que sirvió como Sala de Expulsión fuese la celda donde el hubiera estado casi 200 años atrás.

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