sábado, 26 de septiembre de 2015

El Panteón Municipal

Seré una persona extraña, pero había un lugar que me gustaba por su paz y tranquilidad para estudiar o leer un buen libro, y es justamente el Panteón Municipal. Lugar de eterno descanso de algunos de mis seres queridos, como mi Bisabuela Materna Lucía Sanchez, aquella del poema titulado Dios de Bondad.


Cuando arreglábamos las tumbas, nos gustaba dar un paseo por los vecinos de nuestros familiares, sobre todo aquellos que sabíamos que no recibían flores, como la del ángel que se encontraba tras las rejas, ese de rostro compasivo que veía el lecho de hojarasca de aquel a quien se le puso a custodiar.


O bien, limpiabamos aquellas que se encontraban descuidadas, siempre intentando dejar una flor detrás, como esta tumba de un muchacho, que salió de su país debido a la Guerra Civil, y llegó a Morelia con ayuda de Tata Lázaro, es decir, el entonces Presidente de México Lázaro Cárdenas del Río, el cual abrió un colegio, el Colegio España-México para dar educación y asilo a niños provenientes de España. No es el único que se encuentra en este lugar, otro ejemplo es la tumba de puño perteneciente a una niña.


Pero bueno, siempre es un lugar donde vivos, muertos o descarnados pueden encontrar paz para poder escuchar sus propios pensamientos, si es que se animan a enfrentar sus propios demonios y entran sin miedo. Al final de cuentas, mas daño hacen los vivos que los muertos.

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